EL AMOR

 

Todos los demás reinos de Vida y Luz se mueven dé acuerdo con el principio fundamental en el cual reposa toda Perfección. Ese principio es el Amor. Si no fuera por los grandes Generosos, como vuestro gobernante y la Hueste de los Ascendidos Maestros, cuya nota tonal en la existencia es el Amor, la humanidad hace tiempo que se hubiera destruido ella y hasta el propio planeta sobre el cual existe.

Las trascendentes actividades de Amor y Luz son las condiciones naturales en que Dios creó y espera que sus hijos humanos manifiesten obedeciendo su orden de Amor. No existe lo que se llama una condición sobrenatural en ninguna parte del Universo. Todo lo que es trascendente, bello y perfecto es natural y de acuerdo con la Ley del Amor. Todo lo demás es subnatural. La experiencia diaria de la Hueste de Ascendidos Maestros es la perfección en que los hijos de Dios tenían que vivir siempre. Es verdad que esos hijos sí expresaron esa perfección en un ciclo anterior, uno que fue una Edad de Oro.

Esa civilización anterior, esa antigua perfección, fue mayor de lo que ustedes sueñan, más vieja de lo que ustedes imaginan que es el planeta. En aquel período, toda la humanidad vivía en un estado similar al de los Ascendidos Maestros. La condición de miseria que ocurre desde ese tiempo y a través de las edades, sucedió porque la humanidad eligió apartar su mirada de su Origen, del Amor, que es el trazado por el cual tenían que regir su vida.

Cuando los hijos de la Tierra le dan la espalda al Amor, están deliberada y conscientemente escogiendo la experiencia caótica. Quien quiera que pretenda existir sin Amor, no puede sobrevivir en ninguna parte de la Creación, ya que sus esfuerzos no redundarán sino en fracaso, miseria y desilusión. A toda cosa que le falte Amor, tiene que retornar al caos, para que la substancia sea utilizada de nuevo y producir una nueva y perfecta forma en combinación con el Amor.

Esta es la Ley de la Vida, tanto universal como individual. Es inmutable, irrevocable, eterna y, sin embargo, benévola, ya que la forma existe para que Dios pueda tener algo en que derramar y así expresarse en acción. Esta es la Ley de la Magna Presencia, de la cual procede todo lo demás. Es el Maestro del Eterno y la inmensidad y brillo de esa perfección no puede ser descrita en palabras.

Si no hubiera estas condiciones de vida y experiencias actuales, reales, permanentes y perfectas, que trascienden toda descripción humana, la existencia no sería sino una parodia de la estupenda actividad llamada Vida que circula eternamente a través de la creación. Existen en esas eras más altas y armoniosas, trascendentes reinos de actividad y conciencia, individual y cósmica, donde la creación está en continua acción en alegría, en Amor, en libertad y perfección.

Estas son reales y verdaderas y mucho más permanentes que los cuerpos físicos y edificios de este mundo material en que nosotros vivimos. Estos reinos de vida son hechos de substancia cargada de Amor, donde no es posible que exista una cualidad o actividad de discordia, imperfección, o desintegración. Ya que están basados en Amor; la perfección de tal manifestación se mantiene eternamente, siempre activa, siempre expandiendo y bendiciendo con su gozo y esto existe totalmente.


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ACTUALIZADA
26-05-2002